Servicio: Nutrición
Nut. Georgina Ríos
La búsqueda por una alimentación balanceada es una práctica cada vez más frecuente en las familias y la sociedad en general. La importancia de ello radica en que una alimentación con altos índices de grasas y carbohidratos puede llevar a sufrir de múltiples enfermedades. Una de las más comunes es el hígado graso.
El hígado graso es una enfermedad que consiste en la acumulación de un alto índice de grasa en dicho órgano. El hígado graso suele tener dos tipos de procedencias: el hígado graso inducido por alcohol, el cual puede derivar a una cirrosis hepática o cáncer de hígado; y por otro lado, el hígado graso no alcohólico. Este último es el más frecuente y se produce debido a la acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas las cuales se conocen como hepatocitos. En este punto es importante recordar que en el hígado se dan los procesos más importantes del organismo, y por tanto, es imperativo poder prevenir este tipo de enfermedades.
El hígado graso simple no suele avanzar hasta causar lesión o complicación en dicho órgano. Algunos de los síntomas pueden ser: Hepatomegalia (aumento del tamaño normal del hígado), fatiga y dolor en el hipocondrio derecho.
CAUSAS
Las causas del hígado graso suelen ser resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo 2, sobrepeso u obesidad, colesterol y triglicéridos altos, entre otros.
El hígado graso afecta principalmente a las personas con sobrepeso u obesidad ya que suelen tener otro tipo de enfermedades.
La forma más exacta de diagnosticarlo es realizando análisis de sangre, en este caso aplicaría un perfil hepático y una ecografía.
PREVENCIÓN
La principal forma de prevenir el hígado graso es una alimentación balanceada y actividad física. Existen alimentos que deberemos evitar, como son las frituras, los procesados, las carnes rojas, lácteos y derivados lácteos enteros, aderezos, entre otros. Además, conviene evitar los alimentos y bebidas con grandes cantidades de azúcares simples, especialmente la fructosa. Este azúcar se encuentra en las bebidas deportivas, los refrescos, jugos de frutas y tés azucarados. Por último, es preferible también evitar el consumo excesivo de alcohol, que puede dañar el hígado.
Por otro lado, se recomienda incrementar la ingesta de frutas y verduras, el consumo de grasas buenas como la palta, aceite de oliva, frutos secos (almendras, castañas, pecanas en las porciones adecuadas). También podemos incluir carbohidratos complejos como el camote, la quinua, avena, kiwicha, arroz integral, y alimentos proteicos como el pescado, pavita, pollo, menestras, entre otros.
En conclusión, si presentas alguna molestia relacionada con lo mencionado anteriormente, te recomendamos llamar al (01) 6334444 y agendar una cita en gastroenterología y otra en nutrición para que juntos podamos guiarlo y elaborar un plan nutricional acorde a sus necesidades y a la enfermedad que tuviese, si fuera el caso.

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